miércoles, 26 de octubre de 2011

Dame unos minutos.


Tal vez debí pedirlos antes. Tal vez debí aprovechar los últimos que me diste. O tal vez no tuve tan claro que los quería hasta ahora.

No te aburriré con estúpidas frases para el recuerdo, ni haré que todo suene a una despedida inmunda. Ni pretendo eso ni creo que lo quieras tú.

Ahogué durante inmensos amaneceres mis ansias de llorar(te), y de pedir(te) que salieras de mi mente, que me permitieras dejar(te) atrás. Y ahogué éso y mucho más por temor, tal vez, a que se hiciera realidad. Ahora me gustaría decirte todo lo que siempre he callado, todo lo que nunca has creído, todo lo que nunca pensé que sería capaz de decir.

Por eso quiero unos minutos, no muchos. Sólo los suficientes.

Y esos los dividiré en dos, los mínimos serán para decirte todo éso de lo que hablo, el resto para darte el más sincero de mis abrazos, el más puro que recibirás jamás.


Si el tiempo cura todo y pone todo en su sitio es para que puedas avanzar.

La vida no es tan mala como a veces parece, ni tan ruín, ni tan hija de puta como la pintan. Siempre lo supe: hay momentos y momentos. Y según va pasando el tiempo más entiendo mis propias palabras.

domingo, 9 de octubre de 2011

Adoro levantarme por la mañana oliendo a café. Y me encanta más todavía si en la cocina hay alguien.
Todos los momentos tienen su cosa, o ...¿era que todas las cosas tienen su momento...?

Esta noche he tenido un sueño extraño, pero uno de esos que hacen que te quedes pensando en si la vida real es como tiene que ser...o no.
Hoy me apetece llenarme el corazón de emociones fuertes, hoy me apetece llenarme de vida, tener el estómago a punto de explotar por los nervios...y sentirte al final del camino.

Los laberintos suelen tener alguna forma de salir, aunque en ellos te desesperes y te hundas mil veces... pero en el fondo los retos a todos nos motivan, ¿quieres ser el mío...?