jueves, 4 de noviembre de 2010

Consiénteme. Abrázame hasta que reviente, no me sueltes nunca.

Te necesito. No puedo apartarte de mi mente, y aunque me hace feliz sentirme llena de tí aun sin tenerte, soy infeliz porque no consigo respirarte. No te vayas. Quédate y no te marches jamás.

Acaríciame el alma, y no cuentes nunca lo que se siente. Abre los ojos y fíjate en que estoy a tu lado, en que siempre lo estaré.

Me desgarro por dentro y no se explicarlo, me queman los dedos y no consigo apagar ese fuego. Me hablo a mi misma y yo misma me ignoro, no me hago caso, no me aguanto. Y caigo al vacío de mis propios pensamientos y no hay brazos que me sujeten. Tampoco los quiero, no quiero límites. Sólo tú.

-¿Por qué me miras así?

-No lo hago de ninguna forma, sólo te miro

-Me miras de forma diferente

-Te miro como nunca podré mirar a otra persona y como nadie te mirará jamás

No hay comentarios:

Publicar un comentario