Regálame una noche llena de magia, con olor a tierra mojada.
Cerraré despacito los ojos y me inundará una profunda alegría, ésa que me posee cada vez que miro tus ojos. Ésa que ya no recuerdo.
Ojalá pudiera respirarte, ahora; para siempre.
Deseo que cicatricen las heridas de éste estúpido corazón con sabor a pomelo, y que comience la etapa del algodón de azúcar. Nunca me gustó, pero hoy tengo la sensación de que me volvería loca a partir de este instante. A veces me dejo sin habla a mi misma. Y esas veces es cuando más me gusto. El resto del tiempo siempre hay algo que discutir, en cambio esas veces está todo claro aunque sólo sea que nada lo está. Qué divertido.
Aparece de una vez, y teje los agujeros que encuentres, que no serán pocos, y desmonta por fin todo lo que está mal, vuélvelo a crear. Desde el principio; desde cero. Como siempre tienen que empezar las cosas.
Como siempre tienen que acabar.
Hace tiempo que no me tropezaba con poesía...
ResponderEliminar