sábado, 23 de noviembre de 2013

Cuando realmente siento el cansancio es cuando realmente sirvo para escribir algo más que la lista de la compra. No sé cómo, no sé porqué, pero el caso es que la melancolía no deja que en mi cabeza se dibujen las líneas invisibles que separan lo que fue lo que tenía que haber sido.
Y es justo hoy cuando vuelves a mi mente. ¿Qué mierda hice aquél día?, ¿Por qué me fui así del bar? Tenía que haberte besado antes de irme, y a la mierda con la seducción tardía, y barata....y fracasada. 
Porque aun siento tu respiración a medio centímetro de mi boca, y ya no sé qué hice mal para no despertar con ella a mi lado al lado siguiente. Mierda. Quizá sí que lo sé.
La arrogancia puede ser a veces el único motivo por el cual podemos perderlo todo. Un poco de arrogancia, un poco de cobardía, un poco de vergüenza quizá. Un estúpido cocktail explosivo que te revienta en la cara. Ahora me muero por tocarte, y quizá sea demasiado tarde. ¿Se puede perder la magia para siempre en un sólo instante? 

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