martes, 9 de noviembre de 2010


Si ya sabía yo que había días estrellados y días con estrella....

Te levantas, y miras por la ventana. Hoy no hace un tiempo tan triste como ayer y tu ánimo es infinitamente mejor. Anoche saliste y haberlo pasado bien hace que te despiertes cansado, pero de muy buen humor. Qué gozada.

Está claro que todos los días no pueden ser igual, afortunadamente. Así que haz el favor de salir por la puerta y cierra con llave. Quiero estar sola esta mañana y prepararme un café bien caliente, sin azúcar y sin mucha espuma, pero que te deje sin respiración.

Así quiero que sean todos los días, como el café, que te dejen sin respiración.

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